10/1/08

Baldosas Flojas

... Un niño que corre descalzo en la vereda de esquina a esquina. El mundo parece terminar a la vuelta de la manzana. En su cabeza una locomotora que viaja a la velocidad de la luz, entre túneles de montaña y verdes claroscuros. Su vista infla roja, fija en el objetivo: Ser grande.
La cortina, en un truco de patinaje, gira en su eje luciendo un vestido de fiesta, (por no hablar de sus nalgas, ja!)
Alejo se cuelga del Sauce como queriendo trepar al país de los gigantes. Desviste la rama que se sonroja y hunde los hoyuelos.
Alejo cuenta las hojas como figuritas, que se escurren de sus dedos y el viento mece la hamaca y seduce, como la luz al final del túnel, como la mentira a la virginidad de los oídos.
El sonido de las baldosas flojas me recuerda a la música del tren a la madrugada, parece pasar por la puerta. Imagino que ese viaje nocturno lleva a los "desaparecidos" del ultimo golpe militar, (perdón por tocar este tema, trillado por políticos y artistas de turno), que paranoicos enmudecen, sus pupilas se irritan por la luz blanca de los vagones que prende y apaga, ni siquiera les han dejado la capacidad de razonar. El tren se pierde en las pampas y cada noche emprende el viaje.
El silencio no te deja dormir, el negro del cielo mete miedo en las curvas del barrio, pero llama a la curiosidad y tu imaginación vestida de blanco se filtra por la cerradura
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